Dice la Real Academia Española que la armonía es la «proporción y correspondencia de unas cosas con otras en el conjunto que componen». Cuando nos diseñamos un look para una ocasión especial tenemos en cuenta todos los aspectos. Que todo combine y siga un mismo estilo: Vestido, zapatos, bolso, complementos… Incluso los más pequeños detalles como el color de las uñas o el del pintalabios resultan importantes. Esto es armonía.
Y entonces es cuando me pregunto, ¿qué pasa en las bodas? No me refiero a la vestimenta sino a la coherencia del evento. Que si mi vecina la fotógrafa, el amigo de mi tío que tiene un catering, mi primo que en su tiempo libre pincha música y así todo, sin orden ni concierto. ¿Os imagináis esto aplicado a nuestro atuendo? ¿O a la decoración de nuestras casas? Resultaría totalmente estrafalario…
Y es que cada profesional del sector “bodil” tiene un estilo que caracteriza su trabajo. Y saber congeniar a todos haciendo que la celebración refleje la esencia de cada pareja conlleva un trabajo. Para eso, entre otras cosas, estamos las Wedding Planner. Para que nada desentone, para hacer guiños sutiles, para no unir en un mismo evento todos los tableros de Pinterest que nos gustan. Porque nada en una boda es fruto del azar y detrás de ese gran día se esconde el trabajo y la dedicación de muchos meses pensando en vosotros.
