Los novios suelen preparar su boda con mucha antelación y hacen una búsqueda exhaustiva para encontrar a los mejores proveedores con el fin de que ese día sea inolvidable tanto para ellos, como para los invitados. Por su parte, a los invitados sólo nos toca asistir a la fiesta con una sonrisa impecable y vestidos divinamente, listos para disfrutar de la celebración y ser mimados con comida y bebida en abundancia. Ni siquiera nos complicamos la vida con el regalo para la pareja. ¿No habría que pensar en otras cosas además del sobre con el dinero? ¿Un detalle más personal e inmaterial que los novios no esperen en absoluto?
Existen varias opciones divertidas, con valor simbólico, para sorprender a la feliz pareja. Por ejemplo, cada uno de los amigos y familiares puede escribir una anécdota o vivencia importante que haya tenido con los novios acompañándola con una foto. Antes de la boda se juntan todas las hojas y se compone un libro como los de verdad.
Otra posibilidad que implica creatividad e imaginación es hacer un puzzle con una foto de los futuros esposos, numerar cada una de las piezas y mandarlas a todos los invitados. Cada uno tendría que pasar la parte de la foto que le haya tocado a un trozo más grande de cartón con la técnica que le apetezca. Y después, en la celebración, se colocarían todas las piezas en una tabla componiendo una preciosa imagen gigante.
¿Y qué pensáis de editar una revista con artículos, fotos, columnas y reportajes sobre la pareja? ¡Podría ser un bonito regalo! Otras sorpresas que también necesitan su tiempo de preparación son escribir unas letras alternativas a una canción conocida y cantársela a la pareja, o grabar un lip dub entre los amigos y mostrar el vídeo el día D. Además, en la celebración misma se puede poner una videocámara grabando en alguna esquina, para que la gente se acerque y deje un mensaje o cuente un chiste.
Otra original idea para que los novios se acuerden de su boda a lo largo de todo el primer año consiste en pensar doce actividades, una para cada mes, que serán realizadas por los invitados para la pareja. Así, mientras suena la música, los invitados se pasan la caja con las actividades y cuando el Dj para la canción, la persona con la caja en la mano saca una tarjeta y se convierte en el responsable de llevar a cabo esa tarea. Las posibilidades son infinitas, desde limpiarles la casa de arriba abajo hasta prepararles un picnic romántico en el parque.
Al final, hagamos lo que hagamos, lo más importante es que la pareja que se casa se sienta querida por todos los que estamos allí, formando parte de su gran día.
BPDESIGNER
Que tal un libro inteligente, emotivo y apropiado para ese “GRAN DÍA D”
LA BODA:”Una inspiración para Él, y una lectura obligada para Ella”
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