Desayuno con diamantes

· 29 octubre, 2015 · 11:23 am

Hace algo más de año y medio, La Huella de la Vida y Panateneas comenzamos un difícil reto: cambiar la mentalidad de la sociedad vasca con respecto a la muerte. Aunque nuestros proyectos eran diferentes, teníamos una misma meta, hacer del sector funerario algo cálido y personal. Queríamos que la muerte volviera a tener un papel fundamental en la sociedad como la representación del fin de un camino y la pervivencia del fallecido en nuestros recuerdos, y no como un mero trámite que los de alrededor tratan de pasar lo más rápido posible.

Uniendo fuerzas

Hoy, sentadas alrededor de tres cafés, Merychus, Barbara y Ale sentimos que nos queda un largo camino por recorrer. Pero que no estamos solas. Hace meses organizamos una Jornada de Memoria como un espacio de debate desde donde tratamos de sacar el tema de la muerte de la esfera del tabú, compartiendo con todos los asistentes experiencias personales sobre el duelo. Y buena parte de nuestro día a día consiste en conocer gente y proyectos nuevos. La Huella de la Vida, en sus distintos servicios –digital, emocional, memorial y legal–, se nutre de grandes profesionales del derecho, la psicología, el mundo digital o la organización. Mientras que Panateneas, en el ámbito de la coordinación de servicios de memoria y funerales civiles, cuenta con un sinfín de personas que dan la calidez que buscamos para un evento así. También hemos tenido el placer de encontrar en el resto de España a grandes compañeras que se dedican a labores de duelo, acompañamiento, arte funerario y despedidas personalizadas.
Por eso, entre todos, y sobre todo, entre todas –en un mundo funerario tremendamente masculino–, queremos hacer un fuerte común. Unir nuestras fuerzas para que a todos estos diamantes en bruto se nos oiga. El mensaje que queremos transmitir es muy claro: es necesario decir adiós, y un gesto, por pequeño que sea, puede liberar la presión de nuestras almas.