Mi boda holandesa

· 26 enero, 2015 · 10:05 am

Desde que vivo en España y me dedico a la organización de bodas, me he dado cuenta de las muchas diferencias que existen entre las celebraciones aquí, mucho más clásicas y tradicionales, y las de Holanda. Por supuesto, no comparto todos los elementos de las bodas holandesas, pero hay algunos que resultan muy inspiradores.
Para empezar, es costumbre que el chico recoja a la chica en su casa y se vayan juntos al lugar donde se celebrará la ceremonia, que puede ser el Ayuntamiento, una Iglesia, otro edificio significativo o al aire libre. Si el matrimonio es civil, las ceremonias suelen tener un toque más personal que las de aquí. No solamente si un familiar o amigo la oficia, sino también cuando lo lleva a cabo un concejal, porque suele haberse informado de la historia de amor entre la pareja y hace referencia a ella a lo largo de su discurso. Incluso a veces se permite que los novios intervengan contando lo que les gusta del otro. Después del rito tiene lugar la recepción, en el mismo o en otro lugar, donde se sirve bebida y algo para picar. Existe una amplia gama de lugares de celebración entre los cuales se puede elegir: hoteles, castillos, chiringuitos, granjas, zoos, museos, jardines, bosques, planetarios… Es allí donde tenemos la oportunidad de felicitar a los novios y darles el regalo, cuyo valor no suele superar los 50€. Después tiene lugar el corte de la tarta (sí, la mayoría de las veces antes de cenar) y todos los invitados prueban un trocito. Esta tarta puede ser una verdadera obra de arte, hecha por un profesional o por la familia. Tras la recepción los novios van con un reducido grupo compuesto por los familiares y amigos más íntimos. El resto cena por su cuenta antes de seguir con la fiesta. Esto puede sonar un poco raro pero es que en la invitación que se manda unos meses antes del día D, las parejas dividen su celebración en diferentes momentos, de manera que uno puede estar invitado a la ceremonia, a la recepción, a la cena, a la fiesta, a una combinación o a todo. Esto se indica claramente en la tarjeta. Además, si los novios desean que les regalen dinero, se suele poner el simbolito de un sobre o un dólar para dejarlo claro.

Boda-Holanda

La fiesta con la que se termina el día no suele durar hasta tan tarde como en España y tiene un carácter un poco diferente, ya que no sólo se baila, sino que los amigos suelen hacer actuaciones o cantan canciones con letras adaptadas para la ocasión. A menudo la pareja asigna a unos amigos como sus maestros de ceremonia meses antes de la boda. Este papel es todo un honor, pero implica mucho trabajo, porque al fin y al cabo, se convierten en los “directores” de la boda. Con anterioridad a la celebración o el mismo día, son ellos los que responden a las preguntas de los invitados. También informan a otros implicados, como los testigos, de sus tareas exactas; recopilan los datos de contacto de cada uno de los proveedores; tienen que estar al tanto de todos los discursos y actuaciones de amigos y familia a lo largo del día y establecer un orden; a veces les toca organizar la fiesta de despedida y un largo etcétera más. Se puede decir que, en gran parte, se responsabilizan de varias tareas asumidas por los wedding planners.
Y por último, pero no menos importante, la vestimenta suele ser bastante diferente, no el vestido y el traje de los novios, sino la de los invitados. En Holanda la gente va vestida de forma más sencilla: la ropa no es de gala, ni hay visitas obligatorias a la peluquería. Ni siquiera las mujeres se vuelven locas para no repetir modelitos. Como veis, las diferencias entre países llegan hasta el mundo de las bodas, ¿con cuál os quedáis?

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