Ya he confesado en otras ocasiones que me chifla el momento del intercambio de votos. Me encanta escuchar lo que tenéis que deciros el uno al otro porque, para mí, es la esencia de todo ese día. Pero es verdad que muchas veces no sabéis como expresar vuestros sentimientos.
Os diré que no es necesario escribir una novela, tan solo unas líneas bastan para plasmar el compromiso que estáis adquiriendo ese día, aunque la ceremonia no tenga ninguna validez legal. Podéis empezar haciendo un breve recorrido por vuestra historia en común, por vuestros momentos más importantes juntos. También podéis contar brevemente lo que os atrajo del otro, remontándoos al momento en el que os conocisteis, o simplemente enumerar lo que más os gusta de la otra persona. Se trata de mostrar los motivos por los que queréis compartir vuestra vida. Y, por supuesto, debéis terminar con una promesa, explicando lo que ofrecéis al otro.
Como ejemplo, aunque no es parte de una ceremonia de boda, siempre me ha parecido maravilloso esa escena de Los Puentes de Madison en la que Robert le dice a Francesca: «Verás, cuando pienso en porqué hago fotos, la única razón que se me ocurre es que me parece que he estado viajando hacia aquí. Y ahora, ahora me parece que todo cuanto he hecho en mi vida me ha estado conduciendo hacia ti».
Por último, es importante que los votos os reflejen, que el tono, el lenguaje y la forma de expresaros sea la vuestra. No pretendáis ser Bécquer si en la vida os ha interesado la poesía. Y, sobre todo, no intentéis aprendéroslo de memoria porque ese día los nervios y las emociones a flor de piel os pueden dejar mudos. Ah, y no olvidéis ponerlos bonitos como os conté en este post sobre ideas para libritos matrimoniales.