«Cantabria infinita» es mucho más que un eslogan turístico. En los poco conocidos pueblos y valles de esta comunidad, se esconden cuevas prehistóricas, preciosas colegiatas medievales y suntuosos palacios y casonas montañesas perfectas para celebraciones íntimas y diferentes.
En la bahía de Santander destaca el famoso Palacio de la Magdalena, con sus salones nobles e inigualables vistas. Pero no es el único de la región. Antonio Gaudí diseñó, a finales del siglo XIX, un modernista palacete en la villa de Comillas llamado El Capricho de Gaudí. Aunque los edificios que más nos gustan son los palacios blasonados con sus familiares ermitas, que aún hoy, reconvertidos en hoteles o casas rurales, conservan la elegancia de su época. La Comarca de los Valles Pasiegos, bañada por los ríos Pas, Pisueña y Miera, además de por sus sobaos y quesadas, es reseñable por su gran patrimonio histórico-monumental. Destacan así el Palacio de Soñanes en Villacarriedo, una construcción del siglo XVIII convertida en lujoso hotel; o el municipio de Castañeda, con la Colegiata medieval de Santa Cruz y el enorme complejo de la Hostería de Castañeda, antigua casa montañesa donde las celebraciones lucen por si solas.
En el extremo oriental, a orillas del río Asón y en medio del valle, se alza la Torre de Ruesga. Y en medio, la Comarca de Trasmiera, entre Santander y la villa de Santoña, famosa por sus preciosas Marismas y las anchoas en salazón. Resulta destacable la casona familiar de San Román de Escalante, recién renovada como hotel y finca para bodas; la casona del siglo XVIII donde se ubica el popular Cenador de Amós del afamado chef Jesús Sánchez, en Villaverde de Pontones; la coqueta Hostería de Arnuero; o el Palacio de Valbuena, en Solares, hoy Los Guardeses, cuyos orígenes se remontan a 1692.
En la costa occidental, mucho más turística, encontramos desde bellos paisajes como el Parque Natural de las Dunas de Liencres; hasta célebres villas como Santillana del Mar, en donde además de su espectacular Colegiata románica de Santa Juliana, sobresalen edificios como el Palacio Mijares con su romántica torre medieval. Hacia el interior se ubican el Palacio Guevara, en Treceño, del ilustre franciscano e historiador de la Corte de Carlos V, Fray Antonio de Guevara; o el complejo de Caranceja, en la localidad del mismo nombre, con su palacio renacentista y la antigua casa de labor propia de la arquitectura montañesa.
Y no podemos terminar este breve repaso por la arquitectura cántabra sin aludir a dos espacios, muy diferentes entre sí, que nos parecen especialmente característicos para una boda en el norte de España. Por un lado, el Palacio de los Hornillos, hoy Casona de las Fraguas, en Fraguas de Iguña y escenario de Los Otros, de Alejandro Amenábar. Y por otro, El Nuevo Molino en Puente Arce, un excelente restaurante galardonado con una estrella Michelin y ubicado con mucho encanto en un antiguo molino sobre las aguas del río Pas. ¿No os morís de ganas por conocer todo lo que Cantabria os puede ofrecer en vuestro día?