Hoy hablamos de alianzas. Un tema de vital importancia en una boda si tenemos en cuenta que permanecerán con nosotros el resto de nuestra vida –o al menos esa es la idea–, por lo que su elección no es baladí.
A este respecto tampoco tiene mucho sentido dejarse llevar por las modas del momento, sino que es mucho más lógico elegir en base a los gustos de cada uno.
Hoy en día las clásicas alianzas finitas de oro amarillo han dado paso –como en todo en el mundo de las bodas– a infinidad de ideas: tamaños, colores, materiales, pureza… Pueden ser finos o gruesos, redondos o cuadrados; de oro, plata, platino, titanio, acero o incluso carbono; con acabado mate, satinado, pulido, punteado, esmaltado; con incrustaciones o sin ellas, y así un larguísimo etcétera.
Pero lo mejor de todo es que cada miembro de la pareja puede elegir su estilo o ir a juego pero con algunas diferencias. En cualquier caso, tanto si os apuntáis a esta reinvención de la joyería como si os decantáis por lo clásico, lo importante es que vuestras alianzas os representen y os sintáis cómodos con ellas.