Tradicionalmente en nuestro país las mesas presidenciales las formaban los novios y sus respectivos padres, todos de cara al resto de invitados presidiendo el evento. Por suerte, esta costumbre un poco incómoda ha ido variando y, hoy en día, nos encontramos con mesas presidenciales redondas y ovaladas, de forma que los comensales puedan interactuar entre ellos y compuestas, además, por las personas que los novios elijan.
Cada vez es más habitual ver mesas presidenciales para dos, compuestas únicamente por la pareja. Una forma estupenda de evitar discusiones familiares. También está muy de moda lo contrario, es decir, incluir en ella no solo a los padres sino también a los hermanos, abuelos o familiares importantes. O que los novios se sienten con sus amigos más cercanos y que sus respectivos padres compartan mesa con los suyos, mucho más agradable si no hay relación entre consuegros o no comparten el mismo idioma. E Incluso, mucho más informal y atrevido, que la pareja vaya cambiando de mesa con cada plato, de forma que nos encontramos con varias mesas presidenciales.
Este es un aspecto de la boda que plantea muchos quebraderos de cabeza a algunas parejas con seres queridos fallecidos o conflictos familiares. Desde aquí os animamos a que toméis decisiones con las que os sintáis a gusto. Y, por supuesto, que lo habléis con vuestra gente para que os muestren su apoyo y no se lleven un mal rato ese día (y por ende vosotros) al descubrir cuál es su sitio. Como dice el refranero, hablando se entiende la gente… Y lo importante es que todos disfrutéis de ese gran día, ¿verdad?