Las bodas de plata (25 años de casados) o las de oro (50 años juntos) son las que celebran la mayoría de las parejas, llegando incluso a renovar sus votos con una fiesta en familia. ¿Pero sabéis por qué se llaman así?
En realidad todos los años tienen nombre. Es una tradición que viene desde la Edad Media por la que en cada aniversario de boda la pareja se obsequiaba con un regalo realizado en un material diferente. El primer año sería de papel, y a medida que pasaban los años el material se iría haciendo más sólido, a la par que el fortalecimiento de la relación.
Así, si el primer año corresponde al papel, el segundo es al algodón, el tercero al cuero, el cuarto al lino, el quinto a la madera, el sexto al hierro, el séptimo a la lana, el octavo al bronce, el noveno a la arcilla, el décimo al aluminio, el decimoprimero al acero, el decimosegundo a la seda, el decimotercero al encaje, el decimocuarto al marfil, el decimoquinto al cristal, el decimosexto a la hiedra, el decimoséptimo al alhelí, el decimoctavo al cuarzo, el decimonoveno a la madreselva, el vigésimo a la porcelana, el vigesimoprimero al roble, el vigesimosegundo al cobre, el vigesimotercero al agua, el vigesimocuarto al granito y el vigesimoquinto, más famoso, a la plata.
A este le siguen las rosas, el azabache, el ámbar, el granate, la perla, el ébano, el cobre, el estaño, la amapola, el coral, el sílex, la piedra, el jade, el ágata, el rubí, el topacio, el jaspe, el ópalo, la turquesa, el zafiro, el nácar, la amatista, el feldespato y el circón hasta llegar al oro, equivalente al quincuagésimo aniversario.
Después ya va de lustro en lustro, esmeralda, diamante, platino, titanio, brillantes, roble, mármol, granito, ónix y hueso, equivalente, este último, a los cien años de casados, algo realmente difícil. Una última curiosidad: aunque en la actualidad ha fallecido, la pareja estadounidense Herbert y Zelmyra Fisher, ostenta el record Guinness del matrimonio más longevo, 86 años y 290 días. ¡Esto sí que es para celebrar!