Aunque al final me decanté por estudiar Historia, siempre me ha encantado el Arte. Me fascina el siglo XIX, en Historia, en Literatura, en Filosofía y también en Pintura. La crisis de la ilustración, el surgimiento del romanticismo y del realismo más tarde, y claro, el inicio de las vanguardias con el fin de siglo. Aquí va mi top ten de cuadros preferidos:
Comenzaré por una de las obras románticas por excelencia: La libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix. Representa el levantamiento del pueblo contra el rey en la insurrección que tuvo lugar a finales de julio de 1830 en París. Es un cuadro que narra a las mil maravillas lo que fue el S. XIX francés en materia política. Los tours virtuales propuestos por el Museo del Louvre no muestran esta obra, pero hay muchas páginas donde podéis ver y leer más sobre ella.
Como muestra del impresionismo más puro me encanta Música en las Tullerías, de Édouard Manet, pintada en 1862. Representa una escena de la vida cotidiana propia de esa época y destaca la precisión con la que pinta los rostros y detalles de los personajes. Se encuentra en la National Gallery de Londres.
También son muy representativas de este movimiento las múltiples bailarinas que pintó Edgar Degas, como su famoso cuadro La clase de baile, de 1874. Se puede contemplar en el MET (Museo Metropolitano de Nueva York).
Aunque más realismo aún, como si los personajes del cuadro fueran a salir bailando, muestra Baile en el Moulin de la Galette, de Auguste Renoir, uno de mis cuadros preferidos. Data de 1876 y después de muchas vueltas se ubica en la actualidad en el Museo de Orsay, también uno de mis museos favoritos.
Henri Toulouse-Lautrec también pintó muchos de estos bailes, aunque siempre me han llamado mucho la atención sus bailarinas de cabaret, como Jane Avril. Además de protagonizar muchos de sus carteles con movimientos imposibles, la inmortalizó en la obra de 1892 llamada Jane Abril bailando. En el Museo de Orsay se encuentra buena parte de su obra, aunque su madre, tras la muerte del pintor, fundó un museo con su nombre en la ciudad de Albi.
De Camille Pissarro son famosas sus escenas paisajísticas y los trabajos de los campesinos, pero esta vista de Paris desde la ventana de su hotel en 1897 me fascina. Se llama Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia, y realmente el efecto es maravilloso. Podéis verla en el Museo Thyssen-Bornemisza.
Dentro del postimpresionismo me decanto, sin ninguna duda, por La noche estrellada, de Vincent Van Gogh. Lo pintó en 1889 ya recluido en el sanatorio donde murió y de ella es destacable la luz que desprende y la sensación de movimiento que genera para el observador. Se encuentra en el MoMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York), aunque también podéis echar un vistazo a la web del Museo Van Gogh de Ámsterdam que alberga muchísimas de sus obras más famosas.
Como muestra del puntillismo no puede faltar Georges Seurat, aunque elegir una sola de sus obras me resulta complicado… Baño en Asnières, Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte… Pero me quedo con El Circo, de 1891, con sus líneas curvas y estilizadas. Esta última obra del pintor francés también se puede ver en el Museo de Orsay.
En esta galería parisina se encuentran igualmente muchas de las obras de Paul Gauguin. En especial me gusta Mujeres de Tahití, pintada en 1891. Destaca por la falta de perspectiva, recordando un poco a las figuras hieráticas del antiguo Egipto.
Y quiero terminar con un grito, valga la redundancia, al expresionismo. El Grito, de Edvard Munch fue terminado en 1893 y expresa con tremenda angustia el miedo ante la crisis de fin de siglo. Se encuentra en el National Gallery de Oslo donde podéis ver más datos sobre esta y otras obras.
Espero que os haya gustado este viaje por algunos de los museos más importantes del mundo sin movernos del sofá. Tiempos de coronavirus…