Planes IV. El Valle de Liébana, a los pies de los Picos de Europa

· 3 noviembre, 2021 · 8:37 pm

Hoy vuelvo con la serie “planes” a la que ya he dedicado varios posts sobre Bilbao, rutas por Bizkaia y Getxo. Próximamente os daré más ideas para conocer este maravilloso País Vasco, pero hoy nos vamos a los Picos de Europa (a solo tres horas de Bizkaia) o, al menos, a una de sus entradas, el Valle de Liébana.

Este macizo montañoso de piedra caliza se extiende por Cantabria, León y Asturias. Se compone de tres macizos: macizo Occidental o Cornión, el macizo Central o de los Urrieles, y el macizo Oriental o de Ándara. Uno siente que se va acercando a esta maravilla geográfica cuando abandona la autovía en Unquera y poco a poco, atravesando diferentes pueblos de Cantabria y Asturias, se adentra en el desfiladero de La Hermida. Aquí tenéis la primera parada cultural: la iglesia de Santa María de Lebeña, el principal monumento prerrománico de Cantabria.

Seguimos la carretera hasta el pueblo de Potes, en el centro de la comarca de Liébana, rodeado de un espectacular paisaje en la confluencia de cuatro valles y dos ríos. Potes es sinónimo de callejear por sus callejuelas empedradas (valga la redundancia), cruzar una y otra vez sus puentes, o pasear por la senda fluvial. Hay varios monumentos en los que pararse, como la Torre del Infantado o la Iglesia Vieja de San Vicente. Y, claro, sus bares y restaurantes entre los que destaca Casa Cayo, Casa Guela o la Tasca Cántabra. También os recomiendo tomaros una copa en la terraza junto al río de La Whiskeria. ¡Relax total!

Dejamos Potes atrás y seguimos nuestra ruta por la carretera 185 para llegar a Santo Toribio de Liébana. Se trata de un monasterio franciscano que alberga una reliquia del Lignum Crucis (la cruz donde murió Jesucristo), por lo que es considerado, junto a Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz, lugar santo del cristianismo. También es famoso por guardar destacables manuscritos como el Comentario al Apocalipsis de Juan, del monje Beato de Liébana. Alrededor del monasterio se encuentran diferentes ermitas prerrománicas como las de Santa Catalina, San Miguel o la Cueva Santa con maravillosas vistas al valle y las montañas.

El siguiente pueblo con parada obligatoria es Mogrovejo. Una pequeña aldea que conserva un importante conjunto de casas populares lebaniegas y algunos edificios singulares, entre los que destacan la Torre del siglo XIII o la Iglesia de nuestra Señora de La Asunción. En 2016 los directores de Heidi, la reina de la Montaña escogieron este pueblo como escenario para simular los Alpes suizos. Y desde 2020 está incluido en la lista de Pueblos más bonitos de España.

Un poco más adelante está la pequeña localidad de Coscaya con su famosa escultura dedicada al Rey Don Pelayo. También es obligatoria la parada en el Hotel del Oso, además de tener muchísimo encanto, su restaurante es uno de los mejores de la zona: cocido lebaniego, lechazo, chuletillas, ensalada con pimientos rojos asados a la leña, cachopo… ¡Todo está buenísimo! Y la atención del personal es de 10.

Continuamos ascendiendo hasta llegar, por fin, a Fuente Dé, situada a 1.094 metros de altura. Se trata de un circo montañoso de origen glaciar formado en la última glaciación. Allí se encuentra la estación del Teleférico que, salvando casi 800 metros de desnivel, asciende al corazón de los Picos de Europa en menos de cuatro minutos. Hay que subir y asomarse a ese mirador de la estación superior llamada El Cable para sentir realmente el mundo a tus pies. Desde allí se puede dar un pequeño paseo o hacer alguna ruta sencilla como la que lleva hasta el refugio de montaña Hotel Áliva o incluso hacer el descenso andando por un camino de pista.

Y aunque está un poco alejado de todo, os recomiendo alojaros en el Parador de Fuente Dé. Despertarte a los pies de los Picos de Europa, con esa paz y tranquilidad, te recarga las pilas para una buena temporada. ¡Buen viaje!